Menorca, la isla balear situada más al noreste, es un auténtico paraíso en el que disfrutar de la naturaleza en estado salvaje, las mejores calas y playas, un completo conjunto de servicios para el visitante y una extraordinaria y variada gastronomía.
La isla fue reconocida por la Unesco como Reserva de Biosfera en 1993, lo que da cuenta del valor de su entorno natural. Fauna y flora autóctonas están perfectamente integradas en la vida de la isla, que puede presumir de contar con yacimientos que recogen el legado de las muchas civilizaciones que la han habitado. Entre otros, fenicios, griegos y cartagineses.
Los hallazgos prehistóricos de Trepucó y Talatí, la Basílica paleocristiana de Son Bou, los escombros de una fortaleza en el monte de Santa Águeda y numerosos monumentos megalíticos reflejan con fidelidad el pasado de Menorca.
El Santuario de la Virgen del Monte Toro, patrona de la isla, se encuentra en el centro de la isla, mientras que en Ciudadela de Menorca se halla la Catedral-Basílica de Santa María de Ciudadela, en la que se puede encontrar tanto el estilo gótico como el neoclásico.
La caldereta de langosta, la coca bamba, el queso con Denominación de Origen de Mahón-Menorca, la sobrasada, la carnixua (embutido elaborado con tripas de cerdo) y los carquiñols (un tipo de pasta seca), así como las populares ensaimadas, nunca faltan en las mesas menorquinas.
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