Eslovenia es una de las maravillas de Centroeuropa gracias a su combinación de historia, patrimonio y naturaleza. El que es uno de los países con más bosques del continente vive desde su integración en la Unión Europea un auge como destino turístico, ya que su ritmo de vida sosegado y la amabilidad de sus gentes calan hondo entre los viajeros.
Liubliana se equipara con otras capitales europeas como Ámsterdam o Praga por sus numerosos canales urbanos, aunque si una palabra puede definir a esta coqueta ciudad es la elegancia de su centro histórico. Maribor, el segundo mayor núcleo de población, destaca por su tradición vinícola, y otras ciudades atractivas son Izola, en el Adriático, así como Pirán, Koper y Celje.
La naturaleza es un espectáculo en Eslovenia. El Valle Logarska, con actividades al aire libre todo el año, el paraíso subterráneo de la Gruta Postojna, el medieval Castillo de Predjama, las cuevas de Škocjan y la estación de Kranjska Gora, en el Valle del río Sava, son visitas inolvidables. El Lago Bled, de origen glacial, ofrece la visión única de la isla presidida por la Iglesia de Santa María de la Asunción, y el Lago Bohinj, dentro del Parque Nacional Triglav, es un asombroso lugar en plenos Alpes Julianos.
La mesa eslovena es reflejo de su historia y sus tradiciones. No faltan en ella sopas como la mineštra y el ričet, y entre los platos de carne destaca el obara, considerado plato nacional. El slivovitz, una especie de brandy de ciruelas, es la bebida autóctona más popular.
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