Chipre es una de las joyas que alberga el Mediterráneo lejos de los destinos masificados, con un estilo de vida acogedor e innumerables atractivos naturales de los que disfrutar durante una estancia de pocos días o durante unas largas vacaciones. Situada 113 kilómetros al sur de Turquía, su papel en la historia ha estado muy vinculado a su cercanía con Europa, Asia y África.
Chipre cuenta con tres reconocimientos por parte de la Unesco como Patrimonio Mundial de la Humanidad: Paphos, las iglesias pintadas en la región de Troodos y el asentamiento neolítico de Choirokoitia. Aunque Nicosia es su capital y centro, también otras ciudades ofrecen un enorme interés, como Agia Napa, Limassol, Larnaca o Pafos, célebre por sus yacimientos arqueológicos.
Con un clima privilegiado, que convierte a Chipre en la ciudad mas cálida del Mediterráneo, y una costa de 650 kilómetros de longitud, repleta de playas, son muchos los que buscan en este destino descanso y tranquilidad, mientras que otros optan por practicar su deporte favorito al aire libre. El Monte Olimpo, de 2.000 metros de altura, es excepcional para disfrutar de las mejores vistas.
Las culturas griega y turca tienen una gran influencia en la cultura de la isla. Las dos están también presentes en su cocina. Destacan la moussaka, el kleftiko y el suvlaki stin pita. El halluomi es un queso autóctono que se elabora con leche de cabra. En cuanto a sus caldos, el vino dulce kumandaria es muy popular.
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