Corea del Sur es un sorprendente destino de viaje, en el que el viajero descubrirá la permanencia de una de las más antiguas culturas conocidas por el hombre. Independiente de su vecina del norte desde 1948, el país destaca por su avanzada tecnología, en especial la dedicada a los aparatos electrónicos, que exporta al mundo entero.
Seúl, el gran motor financiero de Corea del Sur, es el lugar de residencia de casi la mitad de toda la población del país. Busán, Inchon, Daegu y Daejeon le siguen en relevancia. La Unesco declaró en 1987 la asombrosa Fortaleza de Hwasong, un recinto de defensa y vigilancia del siglo XVIII, Patrimonio de la Humanidad. Otros sitios con este galardón son el Santuario de Jongmyo y el Complejo del Palacio de Changdeokgung, ambos en Seúl, así como las Tumbas reales de la dinastía Joseon.
Corea del Sur es un país con una fuerte herencia religiosa, lo que se refleja en su amplio número de templos y monasterios, muchos de ellos budistas. La espiritualidad está presente en su día a día, en especial en las zonas rurales y en las regiones más retiradas, como la Isla de Jeju. La caligrafía, la cerámica y la escultura, así como la danza y el teatro, son manifestaciones culturales de primer orden.
Arroz, tofu y numerosos tipos de fideos componen la mayoría de los platos surcoreanos. La ceremonia del té, bebida a la que se dedican grandes recursos, es un acto social de gran importancia en toda la nación.
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