Bosnia y Herzegovina se halla a medio camino entre la Europa Central y el Sudeste europeo, en un cruce de caminos entre Croacia, Serbia, Montenegro y el Mar Adriático. Olvidado su pasado en la Guerra de los Balcanes, hoy en día es uno de los destinos más interesantes y a la vez menos masificados de todo el continente. Su oferta hotelera, de ocio y comercio no tiene nada que envidiarle a países de su entorno con más tradición de recepción de turistas.
Con orígenes en el neolítico, Bosnia aúna influencias culturales de lo más diverso, desde el islam hasta el Imperio Austrohúngaro. Todo ello ha convertido al país en una valiosa amalgama que se refleja en su rico y diverso patrimonio.
Mostar y su Puente Viejo, todo un símbolo de Bosnia que recibió el distintivo de Patrimonio de la Humanidad, así como el hermoso Puente Mehmed Paša Sokolović, sobre el río Drina en Višegrad, son hoy algunas de las principales atracciones de la nación. También lo son la capital, Sarajevo, y la localidad de Trebinje, al sur del país, con la Iglesia Nova Gracanica como estandarte.
En la cocina bosnia juega un papel fundamental el ćevapi, un plato de carne picada a la parrilla. Otras formas de degustar la carne son el goulash y el dolma. El país cuenta también con buenos vinos y el licor conocido como rakija o rakia, que se logra con la destilación de frutas en estado de fermentación.
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