Dinamarca, el más meridional y el más pequeño de los países escandinavos, es un destino ideal para todo tipo de viajeros, ya viajen en pareja, con niños o en grupo de amigos. A sus modernas ciudades, repletas de atractivos culturales, históricos y artísticos, le suma una naturaleza hermosa, respetada al máximo. La bicicleta no es solo uno de los símbolos del país, es además el medio de transporte más popular y dice mucho de la conciencia ecológica de los daneses.
Copenhague, la capital, es una agradable ciudad en la que no se puede dejar de conocer La Sirenita en la Bahía del Puerto, así como el Real Palacio de Amalienborg, Strøget -la calle peatonal más larga del mundo- y un completo zoológico. Otras ciudades de enorme atractivo son Odense, Aalborg, Aarhus, Billund o Ribe, que pasa por ser la ciudad más antigua de toda Escandinavia. La Catedral de Roskilde y el Castillo de Kronborg son ambos Patrimonio de la Humanidad.
El fiordo helado de Ilulissat, en la costa occidental de Groenlandia, es uno de los más grandes espectáculos de la naturaleza que se pueden contemplar. También impresionan los fascinantes paisajes de la Isla de Mon y las Islas Feroe. Legoland, en Billund, es una de las visitas más recomendadas para aquellos que viajan con niños.
El país de Hans Christian Andersen tiene una gastronomía típica de los países nórdicos, aunque con apuntes propios. Los pescados, en especial el arenque, la caballa y el bacalao, son siempre protagonistas, al igual que sus quesos y cervezas propios.
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