Múnich, al sur de Alemania, es la tercera ciudad más poblada del país tras Berlín y Hamburgo. La capital del estado federado de Baviera puntúa siempre en las más altas posiciones en las clasificaciones de ciudades con mayor cali-dad de vida. Capital del antiguo Imperio Romano Germánico, del que conserva los colores en su bandera, hoy ese pasado grandioso pervive en sus calles y edificios.
La Catedral de Nuestra Señora (Frauenkirche), de estilo gótico tardío, es uno de los símbolos de Múnich y uno de los edificios más visitados de Alemania. Puede albergar a 20.000 personas y desde sus dos torres se contempla toda la ciudad. La Peterskirche y la Iglesia de San Miguel son otros hermosos templos. Es aconsejable una visita al Palacio Real de Múnich y al Palacio de Nymphen-burg. El Campo de Concentración de Dachau resumen el horror del siglo XX, y los Castillos de Hohenschwangau y Neuschwanstein retrotraen a siglos de his-toria.
Los amantes del arte se darán un festín gracias al cuarteto de galerías que componen la Pinakothek der Moderne, Lenbachhaus, la Alte Pinakothek y la Neue Pinakothek. También deslumbran el Museo Nacional Bávaro y el Deutsches Museum. El Teatro Nacional de Múnich, hogar de la Ópera Estatal de Baviera, y el rococó Teatro Cuvilliés son templos dedicados a la divulgación de la cultura.
La gastronomía muniquesa tiene a su mejor embajadora en la cerveza, ya sea la Helles, de baja fermentación, o la Weißbier, de alta. Acompañan a las sal-chichas Weißwurst y al Leberkäs, un sabroso embutido.
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